Poco a poco va calando en el imaginario colectivo rama desarrollo web el tema de los estándares (web). Mucha gente empieza a saber de que se está hablando cuando se oyen siglas como XHTML y CSS o conceptos como el marcado semántico. A partir de ahí se engancha con un poquito de accesibilidad y tenemos a un profesional competente dispuesto a consultar una especificación cuando tenga una duda.

Visualizando una gran tarta me atrevería a decir que un tercio de los que se dedican a esto en España (sobre otros lugares no me atrevo a apostar) saben de qué va el tema y, en menor medida, lo practican. Faltan muchos por reconvertirse, y no son pocos, pero si tenemos en cuenta las hordas de htmleros que dejó como herencia el mundo punto com podemos ser optimistas.

¿Es un buen momento para que se reconozca el trabajo de las personas que pican código, al menos en las empresas en las que esto es su base?

Bueno, vale, no se para qué hago esta pregunta: nunca se reconocerá algo así. Aquellos que pican código, sea del tipo que sea, ocupan el escalafón más bajo que existe en cada empresa. Picar código no es algo a lo que se deba aspirar. De hecho se debe aspirar a dejar atras cuanto antes esta etapa. Se supone que es algo que sabe hacer cualquiera, no es algo distintivo, ¿y quien quiere ser igual que el de al lado?

Se le da poca importancia a este matiz, cuando lo cierto es que el código es la base de muchas empresas: después de todo, lo único que hacen es código. Podrán tener mucha estrategia, grandes ideas, mover grandes cantidades de pasta… pero qué triste que su código sea mediocre. Y qué mediocre que su código sea tan triste. Peor aún que cualquier responsable todavía cerca del suelo no sepa por qué ese código está mal ni como se puede mejorar. Normal, pasaron por esa etapa deprisa y corriendo hacia donde están ahora sin prestar mucha atención. Y si no saben ellos si ese código está bien o mal, ¿como lo va a saber el currito al que subcontratan por obra de tercera o cuarta generación?

En fin, esta entrada pretendía sonar positiva, aunque por el camino me he liado. A lo que iba: por el bien de todos el código debería ser mejor visto. Y los que lo hacen más mimados. Y aquí dejo la continuación para mañana: la imagen que proyectan aquellos que pican código y su consiguiente valoración profesional (o ¿ellos mismos se cavan su tumba?).