recla.png Jamás en mi vida he usado las hojas de reclamaciones de un comercio. Solo he visto los carteles: “Hay hojas de reclamaciones a disposición de los señores usuarios”. Ni he participado en ninguno, ni he consultado el de ningún sitio.

Ha llegado la hora de “enredar” o “mecanizar” las hojas de reclamaciones. Es algo que debe estar accesible desde Internet (nueva entrada en mi cuaderno de predicciones: dentro de unos años lo estará). Igual que ahora está regulado por ley el que todos los comercios tengan las dichosas hojitas disponibles y con un cartel visible por los clientes, dentro de unos años estará regulado por ley que su acceso esté disponible a través de Internet, o la red que toque.

Y el proceso de la reclamación se podrá simplificar, de paso.

Epinions o ciao.com son iniciativas civiles que van un poco en la linea.

Si el libro de reclamaciones de un comercio estuviese online, lo consultaríamos. Su estructura actual las convierte en un mecanismo bastante inutil. La información se volvería más transparente porque circularía. No es díficil imaginarse la situación: tengo que llevar mi tele a reparar, o al crío a una academía de chino. Ahora hacemos un tibio benchmarking social entre nuestros conocidos. Pero si pudíesemos acceder de forma sencilla a la base de datos de reclamaciones, este benchmark sería más sencillo, más rápido, y mucho más efectivo.

Combina una base de datos de negocios locales con la base de datos de opiniones/reclamaciones y te saldría un bonito mashup. Imaginate que en el mapita con los resultados de tu búsqueda tuvieses a un simple click el libro de reclamaciones oficial.

Tendríamos una herramienta de filtrado potentísima. Y su despliegue no sería muy complicado. Tenemos que pensar en los datos, siempre suelen estar ahí, solo hay que pensar en cómo darles salida.