1. El otro día sentado tranquilamente en la playa de Sitges (lo de tranquilamente es un decir, aquello parecía la Gran Vía). Mirando al horizonte después de un baño, pensando en las cosas de uno. Ruido de una avioneta. Poco a poco entra en plano (en el plano de mi horizonte y mis pensamientos y grandes planes de conquista mundial personal) una avioneta de esas que llevan publicidad. El soporte capta mi atención, asimilo la marca, la avioneta pasa y yo sigo con mis cosas. Aunque pueda parecer lo contrario no me resultó nada instrusivo.

Conclusión: en las pantallas de ordenador hace falta un horizonte donde colocar banners.

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2. Viajando en taxi por el océano madrileño. Tertulia radiofónica con intervenciones de los oyentes. Tema: la invasión del telemarketing en la intimidad telefónica de los usuarios. Entre intervención e intervención de los oyentes, la locutora introduce promociones publicitarias sin identificar de las mismas marcas que los usuarios estaban odiando publicamente.

Conclusión: Neuronazo y pliegue del universo. No entiendo nada.