Si dentro de unos años las ondas de lo wireless no nos han frito el cerebro definitivamente, habrá acceso a Internet en todos sitios. O más bien, habrá red en todos sitios. Imaginemos, por ejemplo: en casa los electrodomésticos se comunicarán entre ellos vía wireless: tendrás una caja tonta escondida en algún sitio que hará de servidor y punto de acceso, y una serie de terminales repartidos por todas las habitaciones. Los relojes se conectarán a Internet para sincronizar la hora que marcan (como ya hace tu ordenador), en la cocina habrá un cacharrito que “sincronice” tu comida (o la que ya te has comido) con el supermercado para ver cuando te tienen que volver a enviar tu pedido típico. Y así.

Alguien hará un software que le enchufarás a tu ordenador y distintos dispositivos para que gestione el ancho de banda sobrante. O molaría. Redes ciudadanas wireless plug’n’play.