Con Ubuntu se ha hecho real la posibilidad de un sistema operativo libre para las masas. Cualquiera puede probar e instalar en su equipo un sistema operativo que no es el más bonito, ni el que más cosas te ofrece, pero que es perfectamente usable y que resuelve las necesidades de la gran mayoría de la gente que se pone delante de un ordenador: escribir, leer, mandar mensajes, chatear, escuchar música, bajarse las fotos de su cámara, compartirlas con sus amigos…

Ubuntu

Ubuntu es una distribución de GNU/Linux basada en Debian, impulsada por Mark Shuttleworth (blog), sudafricano que se hizo multimillonario vendiendo la empresa de certificados de seguridad que había creado y el primer africano en el espacio. Se está gastando 10 millones de dólares en crear una distribución de Linux amigable.

Debian

Debian por su parte es una de las distribuciones de GNU/Linux más comprometidas: podéis consultar su contrato social.

OpenOffice

Retomemos Ubuntu – y dejemos a un lado el debate de las aplicaciones sobre web que tan de moda están ultimamente, que como curiosidad están bien pero que siendo realistas y a pesar de que puedan ser una tendencia, todavía estamos muy lejos de que el usuario medio las adopte como su opción principal.

Una de las aplicaciones de cualquier sistema operativo que más uso tienen es el paquete de ofimática. En el mundo libre el omnipresente Microsoft Office tiene un homólogo que no está nada mal. Se trata del Open Office. Hace poco salió la versión 2 pero sin embargo parece que estás tratando con el Office del año 97. Millones de iconos feísimos en una interfaz vetusta que causa una primera impresión bastante tibia.

Está ampliamente documentado que los valores estéticos de un sistema inlfluyen en la usabilidad percibida del mismo. Si una aplicación es fea, nos parecerá pobre y poco usable.

El que la principal aplicación de un sistema operativo nos cause una mala impresión se puede convertir en una de las principales barreras de entrada para que el usuario pueda valorar el adoptar ese sistema operativo.

Valoro muchísimo el trabajo de cualquier desarrollador de software libre, y por eso me atrevo a plantear un cambio en su diseño, para que ese producto en el que hay tantas horas invertidas llegue a mucha más gente. El reto estaría en diseñar la interfaz de las aplicaciones con los principios de simplicidad (solo se usa el 10% de las funcionalidades de Word) que se van afianzando ultimamente. La aplicación Pages de Mac sería un buen ejemplo; también las ideas sobre las que se basa La Coctelera. Y que parece que las próximas versiones de MS Office tirarán por esta linea.

Diseña OpenOffice

Diseñadores del mundo (al menos los que leéis este blog que sois muchos y valientes), ¿os apuntáis a diseñar un OpenOffice? Es vuestra oportunidad para llenar ese hueco destinado a la colaboración altruista y desinteresada que todos llevamos dentro y del que siempre hablamos pero que casi nunca llenamos…