Cuatro chalados de internet llevamos años soltando el rollo de como Internet democratiza a los medios de producción informativos (o sea, que cualquiera puede publicar), como eso traerá una fragmentación de los medios (ya no miraremos todos al mismo lado) y como eso provocará la pérdida de la posición hegemónica de las grandes marcas de comunicación (los mensajes comunicados por ellos serán cada vez más cuestionados).

O lo que es lo mismo: el ocaso de los medios de masas – que ya era hora; una etapa histórica que dure más de 50 años en estos tiempos de avances tecnológicos y cambios a velocidades de vértigo empezaba a ser demasiado.

Y hoy estoy feliz. Todos los chalados deberíamos estarlo. Porque las dos principales marcas comerciales de comunicación en España han dado fe periódistica de este hecho, han puesto su sello oficial a este suceso y lo han publicado en sus medios para que todos sus lectores puedan disfrutar de la noticia, y además con unas piruetas estilísticas deliciosas.

A raiz de toda la cuestión del manifiesto los dos principales periódicos están realizando la crónica del cambio de paradigma en la comunicación. Y sin darse cuenta.

El Mundo en un editorial titulado “Zapatero no debe ceder frente a los piratas de la Red“:

González-Sinde se reafirmó ayer por la mañana en sus planteamientos tras reunirse con una peculiar representación del sector, entre la que no figuraba ELMUNDO.es -líder mundial de información en español con 24 millones de usuarios únicos- ni MediosOn, la asociación española de medios online, que integra a los principales productores de contenidos.

¿Qué decir acerca de este párrafo, además de que voy a enmarcarlo y colgarlo en la pared? El editorial está lleno de matices-joya: el titular insultando (igual resulto naíf pero: ¿cómo permitimos a un supuesto líder lanzar insultos desde sus editoriales?); el desdén de ese “peculiar representación”, menospreciando a los asistentes; la defensa de los inconstitucionales cortes por una comisión lobby-tizada (defensa que es gravísima viniendo de un medio de comunicación; ¡parece el mundo al revés!)…

Lo único cabal que atisban a escribir es el último párrafo, donde plantean la necesidad de alternativas económicas para el consumo on-line de cultura, incidiendo en la tésis de que la piratería es un problema de experiencia de usuario y de falta de opciones (nuevas opciones que la propia industria dificulta que se pongan en marcha, negando la explotación de derechos y exigiendo unos precios desorbitados).

El País en La ministra, Twitter y Enjuto Mojamuto:

En Internet, el primer (y a veces único) baremo es la notoriedad. En la Red se es importante si tu web tiene muchas visitas, si posees muchos followers (seguidores) en Twitter o si no te caben los amigos en Facebook (…). Salvo ese afán de hacerse ver y oír por cualquier medio (…).

Parece que los textos de El Mundo y de El País los ha escrito la misma persona. El País y El Mundo se mofan de personas que gracias a Internet cuentan cosas que captan atención y generan micro-audiencias. Micro-audiencias que no tan pequeñas deben ser porque ellos mismos implicitamente reconocen en esos insultos que les preocupan. ¿Cómo puede ser que cuatro chalados tengan más relevancia que nosotros?

Lo bonito es que quien ha captado esta atención es un manifiesto anónimo creado y difundido colaborativamente gracias a la red, una iniciativa ciudadana que resume la opinión de un montón de gente sobre el tema en cuestión. Un proceso de comunicación abierto y consensuado en contra de la tendencia del Gobierno de querer dictar leyes sin ningún tipo de debate.

Lo que antes era patrimonio exclusivo de los medios, ahora está en nuestras manos, y ellos mismos lo reconocen.

No creo que la Ley de la Patada en el Router vaya a llegar muy lejos. Porque creo que es claramente inconstitucional y porque va en contra de los aires que soplan en Europa, aires a los que hay que adaptarse. Creo que tenemos que defender la no injerencia de lobbys con intereses muy particulares en temas que nos afectan a todos. En este sentido, apoyo el Manifiesto.

Pero también creo que para legitimar aún más nuestra postura deberíamos posicionarnos en contra de quien si se lucra con las descargas. No se le puede considerar “crimen organizado” como tratan de publicitarlo la SGAE y compañía, y de hecho seguro que mueven cifras de negocio bastante pequeñas. La forma de luchar contra ellos no es una norma como la propuesta, que deja la puerta abierta a unos abusos sin precedente. Pero si que habría que plantear alternativas que neutralicen el problema. Aunque tecnicamente es muy díficil, al menos la voluntad de hacerlo dejaría en evidencia muchos de sus argumentos y aumentaría la solidez de nuestras posturas.

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Y no, no me gustan los periódicos. No me gustan los periódicos que solo reproducen noticias de agencia. En cuyo criterio editoral pesa más la difusión que la seriedad. Cuyos accionistas solo se preocupan de hacer dinero. Que no se preocupan de sus trabajadores. Que exprimen redacciones para mantener los beneficios, obviando los estupendos dividendos recogidos en años anteriores. Que no invierten en perseguir historias sino que esperan sentados a que les lleguen. No me gustan los titulares descaradamente maniqueos. Ni la poca seriedad de algunos periodistas que se creen en palacios de cristal por escribir bajo grandes marcas.