Doc Searls apunta a un texto publicado en Bussiness 2.0 (el tipo de revista que yo nunca leería; uno, que tiene prejuicios y una imagen que mantener), de esos con tono magnánimo y afirmaciones categóricas. No pasaría nada si el artículo en cuestión no tratase de predicciones sobre este 2004. (Por cierto: las únicas predicciones que me convencen.)

Pero el artículo al menos si tiene ideas interesantes, que no sé si se materilizarán este año ni me importa, pero si que creo que es hacia dónde vamos:

2004 will be the year that blogs go mainstream (…) We won’t enjoy some avalanche of great new independent presses tearing down the media monoliths or something similarly utopian. We’ll just get … more voices. The volume of blogs will mean that individual ones will lose much of their impact among the technorati — and the technorati will lose whatever little impact they’re having on mainstream media. In a world where millions blog regularly, pundits like Lawrence Lessig, Clay Shirky, and Dave Winer aren’t celebrities anymore.

Frente al limitado y medido número de mensajes y voces que generan los medios de comunicación de masas, uno de los efectos que provoca la red es la multiplicación casi ilimitada del número de mensajes y de voces. Uno de los mecanismos por los que se materializa este hecho son, pero sobre todo van a ser cada vez más, los blogs.

La gente va a consumir cada vez menos medios de comunicación de masas y más medios independientes, en primer lugar por el simple hecho de que el número de opciones aumenta. Haciendo unas matemáticas básicas, al aumentar el número de opciones necesariamente la atención se distribuye: Más voces, más mensajes, con menos audiencia, menor concentración.

Además de ser justo y necesario que así sea, confío en ello.

Pero me viene a la cabeza una de esas comparaciones históricas. Se dice que uno de los motivos que hicieron posible la victoria de los nacionales en la Guerra Civil española fue la fragmentación del bando contrario: anarquistas, socialistas y comunistas que no se aclaraban entre ellos y se acababan tirando los trastos a la cabeza: esta falta de unidad reforzaba aún más al enemigo.

Por suerte ahora no estamos en ninguna guerra (¿o si?) y no hay necesidad de luchar en un bando, sino que hay muchos y pueden coexistir y es más, es bueno que así sea. Pero si es cierto que la fragmentación es algo que refuerza a la voz consolidada, al medio gigantesco (que lo sabe, y por eso precisamente emplea una importante parte de su tiempo en generar un mensaje unívoco).